Poco se habla de lo bonito que es comer, saborear cada comida intensamente. Ignoramos el arte de la cocina, la magia de cada plato y la explosión de cada sabor.

Hay veces que tenemos días un poco duros, donde lo vemos todo de color negro y no tenemos ganas de nada. Sin embargo, llegamos a casa y preparamos un buen plato de comida y se nos alegra la cara en un instante.

Esto no solo ocurre en los días tristes y amargos sino que en cualquier comida, ¿no se os alegra la mañana cuando tenéis mucho que estudiar o que trabajar y desayunáis algo riquísimo?  ¿o cuando cenas algo estupendo sueñas algo como los angelitos?.

Si todas estas cosas os ocurren déjame decirte que perteneces a este arte, al arte de saber apreciar la comida.

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